Depresión Posvacacional, algo falla en las empresas o en los empleados.

Tres de cada cuatro españoles no son felices en su trabajo y un 27 por ciento piensa dejarlo en 2022.

Son Datos escalofriantes si tenemos en cuenta la situación de estos números, según el estudio lanzado, si contemplamos que hay casi 20 Millones de personas trabajando actualmente, estos datos nos trasladan a que casi 15 millones de personas están en una situación de descontento en su actual puesto y que de esos, 5 millones piensa en cambiar de empleo.
La pregunta que recae y que abre el debate se centra en: ¿Es culpa de las empresas, de la situación social o de los trabajadores?.
El síndrome posvacacional se produce cuando la persona regresa de un período de ocio para reincorporarse a la vida activa “normal”. Además, causa molestias durante el desarrollo de la rutina habitual y el rendimiento disminuye. No se ha descrito como patología sino como trastorno adaptativo que incapacita a la persona para afrontar al cien por cien las situaciones que se le presentan al volver al trabajo.
El síndrome posvacacional dura aproximadamente unos quince días y es una realidad que sufren el 45% de los españoles. Cuando el trastorno rompe la barrera de las dos semanas, empiezan a producirse molestias graves y pueden aparecer episodios de estrés agudo. Llegados a ese punto es recomendable pedir ayuda profesional para poder aliviar los padecimientos que se vayan desarrollando.

Causas de la infelicidad laboral

El análisis pesimista de esta información se centraría en una salud emocional laboral deficiente, que estaría provocando altas tasas de abandono y cambio de trabajo en los últimos tiempos. Las causas serían la ausencia de incentivos, la nula posibilidad de ascenso y la falta de cuidados desde la perspectiva de la salud laboral.
Se resalta que la precariedad, la carencia de un sueldo digno, el estrés y el mobbing son cuatro de los grandes obstáculos que impiden hallar la satisfacción laboral.

 

La pérdida de capital humano y su impacto sobre las empresas

La conciliación y la flexibilidad laboral, descubiertas con el teletrabajo durante la pandemia, se pierden al regresar a empleos que de nuevo requieren una labor presencial. El empleado descontento por todos estos motivos abandona su trabajo con la esperanza de mejorar su situación. Desde el punto de vista empresarial, esta pérdida de capital humano obliga a hacer una inversión adicional en la búsqueda de perfiles similares y en la formación.
¿Existe viendo estos datos una desinformación o una mala información que hace creer a los trabajadores que la hierba del vecino es más verde? La respuesta es sí, aunque con grandes matices.
Las empresas vuelven a su normalidad (la anterior al Covid, la que existía y sigue existiendo), pero los trabajadores han visto como existían opciones y oportunidades de hacer las cosas de una forma diferente y se agarran a ese recuerdo y a esos momentos en los que a pesar de ser un momento muy duro, todo parecía más fácil y posible.

Las empresas tiene ahora mismo dos caminos, el fácil y el efectivo.

El primero implica olvidar todo lo vivido, no aprender nada y hacer como siempre…

El segundo es el difícil, implica transformarse, escuchar, adaptarse, entender, motivar, crear, etc. Y esos verbos aunque casi siempre llevan a mejorar, son menos atractivos que el clásico «aquí siempre se ha hecho así».
Ahora toca ver cuáles empresas deciden qué camino seguir y cómo será el futuro laboral. Mientras tanto seguiremos viendo noticias y portadas hablando de que «falta talento y que no se encuentra» o de que «cada vez hay más Síndrome posvacacional».
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