Entramos en la Era de la «Gran Rotación», olvidémonos de la Gran Renuncia o la Renuncia Silenciosa, los empleados a nivel mundial están buscando un cambio de empleo y cada vez de forma más alarmante.
Los motivos son muchos y variados, en algunas ocasiones (la mayoría) es por un tema salarial, el valor de la conciliación o una mala gestión de los managers hacia sus equipos, promesas que no se cumplen o la falta de progresión en la empresa. La realidad es la que es, y las organizaciones a veces no tienen la capacidad o la fortaleza como para transformar esas condiciones, sobre todo en un entorno VUCA en el que el coste energético triplica los gastos, la logística y el coste de la materia prima de ha disparado, pero los precios del producto se incrementan de una forma mucho menor.
¿Qué puede hacer una compañía para intentar evitar que marche su talento? ¿Cómo puede mantenerlo (no retenerlo) en la compañía alineado con el proyecto y que se sienta feliz? Una transformación desde RRHH es clave para lograr esos objetivos de fidelización y plenitud para el trabajador, pero… ¿Cómo se consigue?
Inducción
La inducción es un proceso meramente informativo en el que se aborda todo lo relacionado con los derechos, obligaciones y requisitos legales del empleado. Este suele durar unos cuantos días y es de carácter unidireccional. Seguramente estés familiarizado con este proceso, 2 o 3 días de alguna formación, conocer a los compañeros y ale, ya estás dentro.
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Las inducciones tienen por objetivo familiarizar a los trabajadores con los procesos de una empresa.
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Son de corta duración y buscan que los empleados aprendan lo necesario para comenzar sus labores.
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Tienen un carácter más general, pues son parte de un programa común para todos los nuevos empleados.
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Buscan informar a los empleados sobre los códigos, reglas y lineamientos del espacio laboral.
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Se restringen al puro proceso formativo de los trabajadores para que desempeñen sus funciones.
Onboarding
El onboarding es una práctica que busca acelerar la incorporación del capital humano a la institución o empresa. Está centrado en la orientación de los nuevos colaboradores a fin de ayudarles a adaptarse y adentrarlos al 100% a la cultura empresarial. De este modo, los nuevos miembros del equipo pueden crear una buena relación con sus colegas y superiores en poco tiempo. Esto les genera un sentido de pertenencia en la empresa para lograr una integración natural y exitosa.
El propósito del onboarding es impulsar al nuevo capital humano a comprender cada aspecto de su quehacer laboral.
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Los procesos onboarding tienen por objetivo integrar a los colaboradores de una empresa en las dinámicas de trabajo.
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Son procesos más lentos, pues requieren un aprendizaje integral de los fines, métodos y procesos de la compañía.
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Tienen un carácter más específico, pues ponen el acento en la integración de cada nuevo empleado como un miembro fundamental de la compañía.
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Buscan generar lealtad con la empresa mediante la adopción de objetivos comunes.
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Contemplan todo el proceso que va desde la elección del candidato indicado para cubrir un puesto hasta su contratación e inclusión en el ambiente laboral.
A su vez, el onboarding se enfoca en la incorporación de nuevos talentos en sus primeros 60 días (cuanto más largo sea ese onboarding más beneficioso será para el empleado y la compañía). En este lapso se consigue que las nuevas contrataciones se ajusten a los aspectos sociales y de desempeño de sus nuevos trabajos de manera rápida y sin problemas. Durante este proceso, los nuevos empleados aprenden sobre las habilidades, conocimientos y comportamientos necesarios para realizar las tareas dentro de su posición.
Realizar un Buen Onboarding por parte de las compañías es clave si queremos reducir la rotación de perfiles y de talento, con los costes añadidos que supone buscar nuevos empleados (económicos, de tiempo y personal).