Las formas de retribución y compensación que perciben los trabajadores han cambiado a medida que han surgido nuevos modelos empresariales, como las start-ups, entre otras. Una de las últimas fórmulas en llegar son las phantom shares o acciones fantasma.
Pero ¿Qué son estas acciones fantasma?
Las denominadas phantom shares o acciones fantasma constituyen un sistema retributivo que se suele emplear con empleados o directivos clave de una empresa. Este mecanismo sirve para atraer y retener el talento y puede suponer un importante ahorro en costes fijos para la empresa.
Tal y como su propio nombre indica, se trata de acciones fantasma o, en otras palabras, acciones ficticias, no reales, que se entregan a empleados clave. Implican con carácter general que éstos últimos disfrutan de los derechos económicos que corresponden a los titulares de acciones, aunque sin ser formalmente titulares o propietarios de las mismas, careciendo por tanto de derecho político alguno inherente a la condición de accionista.
Teniendo en cuenta los problemas jurídicos y económicos que puede plantear la entrada de nuevos accionistas en el capital social de una sociedad -tal y como ocurre en el caso de las stock options (o planes sobre acciones para empleados) en las que sí se produce una entrega efectiva de acciones reales de la sociedad- las phantom shares se muestran como un mecanismo eficaz para remunerar a empleados clave de la empresa sin tener que modificar la estructura de capital o propiedad de la misma.
Las phantom shares carecen de una regulación legal específica en España, razón por la cual la empresa y el empleado o directivo disponen de amplia libertad para regular los términos que aplicarán a éste sistema retributivo. Es decir, las partes fijarán en el contrato de phantom shares correspondiente los pactos y cláusulas que estimen convenientes, sin más limitaciones que las generales que aplican a toda clase de obligaciones.
Este tipo de acciones aportan unas ventajas para el empleado y la empresa tales como:
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La principal ventaja del contrato de phantom shares es que los beneficiarios no adquieren la condición de accionistas de la compañía. Por tanto, no se modifica la situación de los socios presentes o futuros, ni se atomiza la distribución del capital manteniendo el atractivo para los inversores.
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Además, al no estar específicamente regulado en Derecho español, permite una gran flexibilidad de pactos. La empresa puede entregar a los trabajadores las phantom shares directamente o condicionar su entrega al cumplimiento de determinadas condiciones, como la permanencia durante un determinado periodo.
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El beneficiario de las phantom shares disfruta de la principal ventaja del accionista, lo que se concreta en la mayor parte de sus derechos económicos, sin necesidad de realizar desembolso alguno para adquirir las acciones.
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Además, el contrato de phantom shares constituye un mecanismo para conseguir el objetivo de acceder y retener empleados clave o altos directivos cuya actividad influye en el resultado, pues las phantom shares sólo pueden cobrarse transcurrido el período de vesting.
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Al mismo tiempo, este contrato mercantil contribuye a minimizar las retribuciones de los trabajadores beneficiarios durante la etapa inicial de la compañía. Y motiva e incentiva a los beneficiarios para que la empresa crezca y progrese repercutiendo en la revalorización de las acciones fantasma. Así se alinean los intereses económicos de trabajadores y compañía.
Por supuesto, también aporta alguna desventaja:
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La calificación de las phantom shares como rendimientos de trabajo a efectos de IRPF.
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El hecho de que la propia flexibilidad del contrato de phantom shares puede ocasionar problemas de interpretación si no se han previsto determinadas circunstancias. Por ejemplo, no pactar un dividendo mínimo si los trabajadores son beneficiarios de un porcentaje de los dividendos repartidos anualmente por la Junta de Accionistas.
A diferencia de las stock options, el contrato de phantom shares no otorga la condición de accionista al trabajador. Simplemente le otorga derechos económicos vinculado al valor de las acciones de la empresa. Tampoco le otorga los derechos políticos de las acciones o la posibilidad de acceder a la contabilidad de la sociedad o a la documentación relevante, que sí otorga el derecho de información del socio.
El contrato de phantom shares no da derecho de suscripción preferente a los beneficiarios, ni les permite ejercitar el derecho de separación, según se configura en la Ley de sociedades de capital. Tampoco les otorga las facultades de control de los órganos directivos de la compañía en los términos establecidos por la citada ley o los estatutos.
En contraposición, las phantom shares no dejan de ser una figura ficticia, por lo que es posible que el trabajador prefiera la adjudicación de acciones de la compañía para permanecer vinculado al proyecto.